Ya No Estoy Aquí

Esta brillante película mexicana (2019), dirigida por Fernando Frías de la Parra, está ambientada en los primera década del 2000, cuando se libró una cruenta «guerra contra el narcotráfico», que significó un espiral de violencia, migración y muerte que continúa en cierta forma hasta nuestros días. Las pandillas juveniles como «Los Terkos», a la que pertenece el protagonista, se desenvolvían en los suburbios de ciudades como Monterrey, dentro de la cultura urbana «Kolombia». Pero el surgimiento de esta guerra cambiaría sus vidas para siempre. «Ya no estoy aquí» es potente, conmovedora, y lo hace a ritmo de «cumbia rebajada», que es una cumbia clásica que se toca a una velocidad más lenta de lo normal, creando una atmósfera psicodélica y de trance. Ahí se baila, se goza, se disfruta estar entre pares. El director nos lleva a una inmersión en un mundo extraño y lejano para el resto, ese que los «normales» miran de reojo al pasar por el lado y toman de la mano a sus niños para alejarse lo más rápido posible. Lo triste es que nos muestra también cómo se puede llegar a ser aún más extraño, casi un extraterrestre para el resto, cuando las circunstancias de la vida convierten al protagonista, Ulises, en un migrante más en pleno corazón de Estados Unidos.

De ahí para adelante la cumbia lenta toma más sentido, se llena de saudade, se convierte en canto triste a ritmo rebajado. «Ya no estoy aquí» llega a la esencia misma del desarraigo del migrante, la lejanía del barrio, la ciudad, el país. Entonces, los afectos y todos esos pequeños detalles que configuran «tu lugar» van quedando como vagos recuerdos, mientras pasan los años y cada vez los lazos se van rompiendo más. Tal vez ese país donde creciste ya desapareció para siempre y solo lo poco que llevamos en nuestras maletas nos acompañará en estos lugares extraños. Conoceremos más rostros, más colores, pero quedará muy poco de esa niñez o juventud extraviada. Quizás escribir nos salve. O simplemente bailar.

(Visited 94 times, 1 visits today)