En Chile hoy se votaba por varias cosas a la vez y fue abrumador informarse de tantas personas, listas y conglomerados. No llegó tanta gente como se esperaba, a pesar de que esta elección era una de las consecuencias directas del estallido social de octubre de 2019. ¿Qué pasó con esa masa de gente que llenaba las calles hace un par de años?. Pasaron muchísimas cosas en este corto periodo de tiempo. Hubo miedo, toques de queda, quiebras de negocios, muertes, vacunas, despidos, cuarentenas, soledad, vacío. Quizás ésta no sea la única explicación para esos locales de votación semi vacíos que nos tocó ver hoy, pero es un factor importante. El mundo quedó patas arriba y nosotros aún estamos tratando de asimilar el golpe. Sin embargo, la influencia del estallido social de hace dos años se nota nítidamente en los resultados de estas elecciones, con una derecha castigada y un crecimiento notable en la representación de los movimientos populares e independientes de verdad.
Extraños son los caminos que recorre la historia de nuestros países. La constitución creada en plena dictadura militar parece morir y dar paso a una nueva carta magna. ¿Qué saldrá de este inédito proceso? Un misterio. El sistema económico, instaurado por los Chicago Boys, permanece intocable. ¿Por cuánto tiempo más aguantará el pueblo ser castigado para beneficiar a un pequeño grupo de privilegiados sin estallar? Otro misterio. ¿Cómo será nuestro país luego del largo encierro al que ha estado obligado por la pandemia covid?. Muchas preguntas quedan rondando en el aire. No creo que sea tiempo de terribles pesimismos o rígidos análisis, este parece ser un tiempo para observar detenidamente todo lo que está pasando alrededor y hacer cosas distintas a las que hemos hecho hasta ahora. Inventar, tirar líneas creativas, cambiar las perspectivas con que se miran los acontecimientos, celebrar cada triunfo y seguir adelante con los ojos bien abiertos. La historia jamás se detiene.