Shenda Román: Sólo para Valientes

Este año, afortunadamente, se ha vuelto a hablar sobre Shenda Román. No me cabe duda, debe haber gente que por primera vez ha tenido alguna referencia sobre ella y, ya con eso, sea cual sea el resultado del Premio Nacional de Artes Escénicas, este año, hay algo muy positivo en su postulación, patrocinada por SIDARTE.

Sin llegar a hacer un seguimiento sistemático, he intentado mantenerme al tanto de lo que se ha venido publicando en diversos medios sobre esta actriz, indisolublemente ligada a Raúl Ruiz, a Littin, al nuevo cine, pero también al radioteatro y al teatro experimental. Pero, cayendo en un vicio nefasto para mi salud mental, también me he detenido a leer los comentarios de personas (y de bots, también, muy probablemente) asociados a esas publicaciones. Me llama la atención, en ese sentido, que cada vez que se publica algo impulsando su candidatura al premio nacional, surjan comentarios diciendo: “¿Por qué? ¡Si es peruana!”.

Por lo visto, es gente que ha leído reseñas sobre la actriz y, en un arrebato de crisis patriótica ve que ella…  ¡Nació en Tacna! Y ese es el gran pero que ponen a su nominación, desconociendo su trayectoria e importancia para el teatro, el radioteatro y el cine nacional.

Claramente, con la pésima educación que hemos recibido la mayoría de los chilenos, pocos saben que Tacna integró el territorio chileno, desde término de la guerra del Pacífico, hasta 1929, momento en que la población local del territorio en disputa (entonces Departamento de Arica), decidió en un plebiscito a qué país quería pertenecer. Así, Arica pasó a ser definitivamente parte de Chile y Tacna, su ciudad vecina, regresó a Perú.

Elisenda Román Dobson, alias Shenda, nació chilena, en 1928 y siguió siéndolo. Vivió desde niña en Santiago de Chile, donde migró junto a su madre. De hecho, ha vivido la mayor parte de su vida en Chile, exceptuando el período en que estuvo exiliada, muy brevemente en Argentina y luego en Cuba. Volvió del exilio antes del fin de la dictadura, con todas las dificultades que eso implicó y no quiso salir de este país, pese a los grandes obstáculos que desde la dictadura evidente hasta las décadas de “post-dictadura”, ha puesto Chile en el camino a la gente que hace arte.

Ella es una mujer opinante, tenaz, que con notable lucidez ha sabido contribuir a debates muy vigentes, como, por ejemplo, el edadismo o viejismo, que es otro tipo de discriminación, el cual puede sumarse al racismo, el clasismo y el machismo.  En síntesis, en referencia a su profesión, vemos que, a los obstáculos que puede enfrentar una actriz para encontrar papeles interesantes, especialmente en la televisión, se suman los prejuicios de quienes están en posición de contratar en torno a la vejez, haciendo que la oferta sea menor y de peor nivel. Y es por eso que no hemos visto a esta importante actriz en televisión, porque si bien está atenta, no transa. 

En una entrevista para la revista Pioneras, Shenda Román dijo: “Quiero que alguien se ponga valiente y escriba sobre una de esas mujeres maravillosas que existieron y que luchan, que no son todas unas viejas que andan arrastrando los pies. Estoy esperando ese valiente (…) ¿Cómo no habrá alguien que pueda escribir guiones con mujeres mayores pensantes y libres?” (pioneras.org/entrevista a Shenda Román)

Shenda, como ella misma pide que la llamen, es una mujer fuerte, muy conectada con el presente, que sigue con atención y esperanza el proceso constituyente, que espera publicar prontamente un libro autobiográfico que escribió en estos tiempos de pandemia, y que no teme rechazar ofertas de trabajo cuando considera que el guión es de baja calidad. En ese sentido, sin falsos divismos, demuestra ser consciente de la importancia de su figura, que tantos pares consideran señera. Porque ella, considerada ampliamente como “la musa del nuevo cine chileno” no está para tonteras.

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