Gabriela en México: «Lo mejor de Chile está acá»

Gabriela Mistral es en México mucho más que una recordada artista, principalmente porque Gabriela era mucho más que una artista. Gabriela en México es un símbolo, entre otras cosas, de la idea de un territorio que buscaba renacer. Por eso llegó a ese país en 1922.

México ya era revolución y entre los profundos cambios sociales la educación era una prioridad. Fue así como a través de viajes por el continente en busca de apoyo y experiencias, su Ministro de Educación, José Vasconcelos, llegó a Chile y conoció el trabajo de una profesora que había recorrido el país promoviendo escuelas rurales al aire libre y también la educación nocturna para adultos. Esa mujer, que comenzaba además a tener un nombre como poetisa, era  por supuesto Gabriel Mistral

Gabriela Mistral es sin lugar a dudas una de las escritoras más importantes que haya dado la humanidad. Por supuesto en esta frase el chauvinismo queda corto. También quedamos cortos con el alcance de su figura e incidencia. El tema del Nobel es relevante como corolario para una obra, pero no alcanza a definir su real dimensión. Sabemos que no sólo recibió el Premio en 1945, sino que además fue la primera mujer latinoamericana en obtenerlo. Pero en realidad, Gabriela Mistral fue la primera en muchas otras cosas. Su profunda vocación social y su moderno pensamiento la hicieron faro en muchos otros frentes inspirando desde su rol como maestra y mujer adelantada a su época. Y por eso la historia de cómo una profesora rural sin educación formal y que aprendió a leer en los brazos de su hermana se transformó en una de las mujeres más importantes e inspiradoras del siglo XX tiene en México un capítulo tan especial como decidor.

Cuando José Vasconcelos, invitó formalmente a México a Gabriela Mistral a trabajar en las reformas educativas, el presidente Chileno de entonces, Arturo Alessandri se sorprendió y le dijo “hay otras chilenas más inteligentes y dignas de ser invitadas a semejante labor”. Frente a toda sorpresa, el Ministro Vasconcelos omitió su respuesta. No era la primera vez que Mistral sufría la discriminación. La sufrió por ser mestiza, por ser del campo, por ser mujer, por ser lesbiana y por no tener estudios formales y llegar a dirigir escuelas. Paradojalmente el pensamiento mistraliano iba a ayudar a combatir y cambiar toda esa forma de la ignorancia. 

La mejor defensa de Mistral fueron siempre su pensamiento, su palabra y sobre todo su acción. Viajó a México y en apenas dos años dejó una huella invaluable en la cultura y la educación de ese país. No sólo contribuyó a cimentar las bases de un modelo educativo que hasta hoy se mantiene sino que además abrió bibliotecas, puso en marcha las escuelas al aire libre, participó en campañas de alfabetización, editó un libro importantísimo: «Lectura para mujeres» y escribió otro «La bella durmiente del bosque» adaptación versificada de cuatro cuentos infantiles inspirados en el trabajo de Charles Perrault. 

Antes de toda esta historia, al arribar a México, a Mistral ya una multitud la esperaba en la estación. Entre ellos estaba Diego Rivera, Roberto Montenegro y Alfonso Reyes. Por dos años años fue un centro de pensamiento para artistas, intelectuales y por supuesto e . Posterior a su paso, se levantaron estatuas y se abrieron 5000 escuelas con su nombre. Y la historia se cierra con la respuesta del Ministro Vasconcelos al presidente Alessandri: “Más convencido que nunca de que lo mejor de Chile está en México”.

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