Titanic

Hace tiempo que me pedían esta. La señora Berta, que es a quien le compro frutitas los sábados en la feria; Don Miguel el mecánico que me arregla la moto cada dos x tres (ojalá pagaran estos weones de Críticas Culturales) y hasta el tío Hipólito, que es conserje y plomero en un edificio y una vez que se hizo cagar una cañería llegó a la casa contando el mejor chiste «hoy tuve más pega que el gásfiter del Titanic».

Pero a la que le hice caso fue a la Silvia, que fue una polola que tuve en la media y que aunque se casó con un wn más facho que el malo de Titanic nos hablamos de vez en cuando porque me cachó que publicaba con estos abusivos de Críticas Culturales que se creen Karol Dance porque me pagan con experiencia. 

Con la Silvia éramos unos pergenios cuando apareció y nuestra historia me quedó marcada, literalmente en las bolas, con esta película. Es que la vimos por primera vez juntos y solos, en la sala de su casa, un viernes por la noche mientras sus papás iban a un bingo. Fue también la última vez que ví a la Silvia.

Fue la primera vez veía la película pero ni por lejos iba a ser la última, ya que cuando un año después me fuí a estudiar a Conce puta que la pasaban en los buses lo culiaos oie no paraban con la weaita yo no la podía creer, porque además de que a ratos todavía me acordaba de la Silvia a mí la verdad la película culía nunca me pareció tan buena.

La wea obvio se trata del barco famoso ese. Como ya se sabía el final los weones tenían que inventarle una historia entremedio pa que valiera la pena el asalto que te pegan en el cine los ctms con las palomitas y la bebida. Y no se les ocurrió nada mejor que hacer una wea más trillada que la mierda que es hacer que una mina rica se enamore de un weon pobre. Mira la wea pa julera parece novela de las 3 de la tarde la cagá de película, que puta que me recordaba a veces a la Silvia wn y ahí tenía que ver cómo le iban resultando las cosas al Di Caprio mientras que a mi por una tontera me mandaron a la friendzone que por ese tiempo no se llamaba así, si no que a uno lo mandaban a la mierda no más.

Ya, la wea va en que un weon más humilde que un octavo de mortadela lisa se gana de pura cuea un boleto para viajar en el Titanic, el barco culiao de moda en 1912. El wn era pobre y dejarlo bien claro además lo hicieron artista así no tenía por dónde. Entonces va a dar ahí el wn en ese barco que parece que era de la UDI porque tenía un sector pal cuiquerío y otra pa los pobletes. La cosa es que la jovencita del asunto anda más aburrida que la mierda en el barco porque era de las cuicas y esos eran más fomes que bailar un lento con la hermana. Además, pa cagársela más, le tenían arreglado un matrimonio con un weon último de charcha, entero cuico y arrogante, era como la Matthei pero con tula. Por todas esas weas la mina andaba ahí como alma en pena dando vueltas por el tremendo barco y como la wea era grande hasta que se termina encontrando con el jovencito de la peli, que era el artista poblete. 

Ahí en verdad parte la peli. Y ahí es cuando empecé a odiar al Di Caprio, porque le salían todas las weas que a mi no.

Cuento corto, el wn le mete conversa, le vende la pomá con la wea del arte, le muestra dibujos oie el wn engrupio si parece que había tomado el barco en Valparaíso el ctm. A la mina obvio se le abren los ojos y también los dedos de los pies de una si además igual era pintoso el culiao ya hay que reconocerlo. Su vida era entera fome y el otro weon ahh que yo voy al Playa, que subo por Cumming que bajo por Echaurren y la wea.

Más encima después la mina se intenta matar por su vida de mierda y este weon la salva y ahí queda la primera cagada de la película porque todos se enteran incluidos los cuicos y obvio el weeta de su prometido que de ahí en adelante lo lleva entre ceja y ceja y no lo iba a soltar más ni aunque hicieran Titanic 2 y 3 que menos mal no ocurrió porque no hubiera olvidado nunca a la Silvia.

Como recompensa al poblete lo invitan a una cena cuica y como la wea era más fome que un acuario de machas, este weon y la mina hacen la tremenda L y bajan a Plaza Italia en el barco, ahí donde el rucio pobre las hacía de local y donde obvio estaba todo pasando. Ahí ahhhhh la mina vuelta loca, le da el abajismo a la weona, hace weas más falsas que que la chucha y todo es un puto cliché que ahí por poco apago el DVD pa irme a la chucha pero yo veía que la Silvia estaba encantada con la wea así que, na que hacer po, fue entonces que me dije, dónde manda el cabezón, no gobierna la razón.

De todas formas, el par de weones lo pasa tan bien que se mandan dos escenas icónicas: en una ella queda en pelotas y le dice que la dibuje y en otra finalmente él le echa el portón abajo dentro de un auto y sólo se ven los vidrios empañados y una manito apoyada como pidiendo clemencia. Ahh igual les salió buena la wea.

En ese momento en la casa de mi polola no volaba una mosca y claro, la Silvia no decía nada porque yo creo que a esa altura también se había enamorado del culiao y yo porque no tenía párpado ni pa cerrar los ojos.

Pa hacerla corta el feo culiao del novio se entera de todo y tate, queda la segunda cagaita de la peli porque al muy infeliz se le ocurre un plan para acusar de ladrón al Di Caprio, que ya, seamos sinceros, se pasó de engrupio valpostyle el ctm pero tampoco era como pa que lo cargaran de esa forma po. Bueno la cosa es que como los guionistas de Titanic parece que hacían telecebollas en Chile, la wea obvio le resulta y al Leonardo se lo llevan detenido.

Ya y entonces, aquí ocurre la tercera cagaíta de la película, la más importante y conocida obvio porque es cuando el barco culiao choca por fin (es que la wea es terrible de larga) con un iceberg, un pedazo de hielo tan grande que servía para hacerle una piscola al curao culiao desagradable ese del Vidal.

Y claro, puta queda la media cagaita, la wea se empieza a hundir de a poco, se arma la corredera, todos los weones salvando el culo y ella, la jovencita parte a buscar al Di Caprio barco abajo donde lo tenían amarrado a una repisa, ya con el agua casi hasta el cogote el pobre y triste culiao.

Como la porquería es una infernal carbonada de clichés, la mina le rompe las esposas dándole un hachazo con los ojos cerrados y apretan cuea pa arriba dónde ya casi no queda barco y a todo esto el wn penca del novio cornudo se manda flor de numerito porque queriendo agarrar lado en un barco de evacuación, pesca una cabra chica y la hace pasar por su hija, no si el feo culiao era muy chuchesumadre.

Para que la wea sea película no sabemos cómo chucha se salvan los jovencitos porque el barco se va a la mierda y ellos aparecen después, ella arriba de una puerta y él en el agua apenas agarrado pero con fé, como el Boris en las encuestas. Y aquí viene entonces la cuarta cagaíta y la más polémica de todas, porque para qué estamos con weas, la mina se cagó entera con la tabla culiá y el otro pobre wn que de tan enamorado se puso tonto, no le reclamaba niuna y se pusieron a hablar puras cagas hasta que cataplún, adios culiao fuistes bueno y el Di Caprio se murió con las bolas más frias que el pasillo de los yoghurt.

Así termina Titanic y así terminó también mi historia con la Silvia. Porque antes de que parara el DVD a mí ya se me había parado todo lo que se llama adolescencia y entonces saqué la personalidad de mi tío Hipólito y le lancé un «qué tal si empañamos ahora nosotros unos vidrios?». Teníamos 17, nueves meses de puro besito y la Silvia se me espantó pero tan brígido que aunque le pedí disculpas me mandó a la misma mierda. Yo creo que la wea no era para tanto pero en fin. Debí darme cuenta antes que era más conservadora que la chucha y que iba a terminar casada con un weon facho.

Titanic
Dirigida por James Cameron; 1997.

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