Evelyn Matthei ha dicho en campaña que las muertes ocurridas en Dictadura entre los años 1974 y 1978 eran inevitables. Sus declaraciones a estas alturas sorprenden sólo por sus eventuales impactos electorales, nadie podría desconocer en ella su pérfido pensamiento y gusto por la mentira incluso la conspiración. Para los que tenemos memoria, esa radio Kyoto no se apagará jamás.
No existe derecha en Chile que no sea pinochetista, o sea, no existe derecha democrática. Evopoli intentó desmarcarse de todo ese horror con una prole de burócratas jóvenes pero con pobrísimas convicciones democráticas. Nacieron el 2012 y ya el 2013 hicieron pacto electoral para primarias con RN. Hoy no se pierden pacto con Chile Vamos. Fue mejor y duró más la cerveza sin alcohol aún siendo también una pésima idea. Así no se puede. Si este país fuera serio, todos los partidos de ese sector deberían estar prohibidos y algunos de sus militantes presos, por apología al negacionismo o por discursos de odio.
El tejido social se hizo pedazos, el individualismo y la relativización de la vida humana se instalaron durante la Dictadura, pero Chile se terminó de joder en 1990, con la Transición más larga de la historia de la humanidad. Fue ahí donde el pinochetismo siguió formando parte del Estado y no de un proceso judicial. Sus figuras pasaron a ocupar cargos en en el Parlamento y municipios. Tuvieron su lugar en paneles de televisión opinando sobre moral y libertad. Sus crueldades eran cuñas para los noticieros. En la escuela se decía intervención y Gobierno Militar. Tanto se legitimó su relato, que tuvieron hasta dos veces un presidente con prontuario y también pinochetista. Triste país doblemente traicionado en menos de 20 años.
Todo lo que vemos / escuchamos ahora es por supuesto muy doloroso, pero no sorprendente.
Desde siempre para la Derecha un gobierno y sus eventuales logros pueden convivir con violaciones sistemáticas a los derechos humanos. Es un discurso de campaña explícito. Para ellos son sólo números rojos parciales dentro de un excell. Daños colaterales como los bombardeos contra civiles del ejército israelí. Pero para los que estamos del lado humano de las cosas en cambio, aquello nos parece aberrante y por naturaleza, incompatible. Nosotros preferimos cambiar cada punto de un supuesto progreso por el regreso y la sonrisa viva de un desaparecido.
Se pueden hacer mil críticas al gobierno de Allende, ahí estaban las urnas para derrotarlo como manda la Constitución. Nada justificó la Dictadura, por supuesto menos sus muertes. Porque los Derechos Humanos se violaron no sólo cuando secuestraron torturaron, asesinaron e hicieron desaparecer a hombres y mujeres, sino desde el momento en que la primera bomba cayó sobre la Moneda vulnerando el estado de derecho y la soberanía popular del sufragio. Y nada de eso era, por cierto, inevitable.
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