Enrique Correa, una Biografía sobre el Poder

Enrique Correa inventó para Chile una inasible palabra: Lobby. Una que nada tiene que ver con lobos, pero que puede encajar, en su caso, con el conocido “homo homini lupus”. En Correa se resume la historia de Chile de los últimos cincuenta años, una apasionante, desprestigiada también, una que, increíblemente, tal como ocurría en “Memento” (la película) después de unas horas se olvida.

Correa fue un provinciano (ovallino), gordito, con ganas intelectuales, fe católica, que llega a Santiago creyendo en un futuro esplendor. Pasa por el seminario. Se da cuenta que sus verdaderas luchas son terrenales. Entonces se transforma en Demócrata Cristiano. Entonces se le cruza en el camino Rodrigo Ambrosio. Entonces cambia la Biblia por Althusser. Entonces, de su militancia “jecista”, pasa a fundar un nuevo partido de izquierda con el que se hunde el 11-S chileno.

Pero la historia no se detiene, sigue adelante. Siempre está cerca del poder: enemigo de Pinochet, amigo de su anterior enemigo: Aylwin (ministro en su gobierno). Y todo para no quedar afuera del torrente de la historia o no ahogarse en él. Se inventa una nueva profesión: operador. Uno que trazo y transó la transición chilena (para algunas exitosísima, para otros: una traición).

Los años pasaron, después no importo con quien operar, con cualquier que pagara bien.

Correa es una clave de la historia de este país. Un trabajo periodístico así de bueno y riguroso puede leerse como una novela, con un héroe y un villano en el mismo rol protagónico, un “Consigliere” del poder. La crítica ideología y política no sirve mucho en este caso, prefiero la literaria, la de un personaje fantástico que parece todo el tiempo tener las habilidades para manejar los alicates, la llave Stilson, con las que se aprieta o se libera la historia.

Enrique Correa, una biografía sobre el poder
Andrea Insunza – Javier Ortega
Catalonia; 2025

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