Pudo ser su gran posibilidad histórica de redención pero eligió el bando equivocado, además de la indolencia, la represión y la autocomplacencia. Tal vez era imposible que fuera de otra manera. Le habló a Dios, al virus y a su sector, pero ya nadie parecía escucharlo.
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Posando en una plaza
La estupidez humana no tiene límites. La frase de la película “Los Sueños”, de Akira Kurosawua, se repite varias veces en medio del capítulo “El monte Fuji en rojo”, sobre la explosión de una central…