Vea bien esta foto. Observe cada elemento, cada acción dentro del encuadre y podrá darse cuenta que en cierta forma el Chile actual está representado ahí. Una realidad extraña y a la vez entrañable. Como las películas de Raúl Ruiz o los poemas de Rodrigo Lira. La violencia latente, la rabia explotando, la risa y el miedo, los personajes que alegran la vida. Nuestro extraño país, apaleado, contradictorio y fascinante.

 A primera vista la imagen parece un tanto desconcertante, no se entiende cómo se llegó a dar esa mezcla de elementos.  Así también fue el  18 de octubre de 2019, donde todo Chile fue tomado por sorpresa. Las marchas gigantes, el toque de queda, los disparos en la noche, las torturas, los muertos y heridos.  Y al igual que esta imagen, parece que todo fuera  mentira, una historia fantástica que alguien ha inventado en su cabeza. Nadie tiene muy claro el cómo llegamos hasta aquí, ni cómo vamos a terminar. Pero es tan real, tan vivo. Todo lo que parecía petrificado se ha quebrado.

Ahora agreguémosle otro elemento de novela: una pandemia. Vuelve el toque de queda, cuarentena para miles de personas, pasan helicópteros sobre las ciudades, sigue la represión y ahora se agrega el miedo del contagio a un virus que no tiene cura. Por eso esta foto es una de las mejores del  último tiempo. Porque a pesar de las miles de imágenes épicas que dejó este período de estallido social, como las luchas heroicas, los atropellos a los derechos humanos o las multitudinarias marchas, es sorprendente vernos reflejados en esta imagen tan rara, la de un Chile extraño y descolocado.  A falta de explicaciones para tanta locura, es bueno parar un rato y observarnos tal como somos, en este mismo momento.

Fotografía: Goran Tomasevic. Agencia Reuters.