Es imposible entender El Irlandés sin la figura de su director detrás. Esta perogrullada tiene que ver más con lo que falta que con lo que abunda. Porque digámoslo de entrada, la película no aporta muchas novedades al universo de Scorsese salvo quizás por la inusual ralentización de la narrativa en ciertos tramos del relato o por la melancolía, en especial la de sus gangsters que por fin pudieron llegar a viejos esquivando, según la suerte, la cárcel, autos bomba, balas y palizas con bates de beisbol, aunque tampoco se les vea muy cómodos tras la sobrevivencia. Para qué vivir en soledad y lejos del poder?
La obra, con todo, es la historia de Frank Sheeran, un camionero al que no le hace problemas matar y que se integra a una organización criminal para terminar ganando la confianza de muchos y hasta del mismo Jimmi Hoffa, uno de los hombres más poderosos de la Norteamérica de 1950. Entonces ahí el relato se vuelve un fresco de una época y de un género, uno claro, inventado por Scorsese. La típica historia de mafiosos, de ascensión, lealtades, trampas y traiciones pero ahora a escala gubernamental e histórica donde seguramente siempre le había interesado llegar al director.
También es bueno decirlo de entrada (y aquí vuelvo a la perogrullada inicial) El Irlandés es en cierta manera una gran muestra de cine, no sé si una gran película. Otra buena clase de dirección del viejo Martin pero no creo que del mejor. Pero vamos, si no se entiende tampoco es malo, quedemos en que después de todo ha construido un filme (obra maestra para muchos) fundamentalmente para él, a la manera del Érase una vez en Hollywwod de Tarantino. El derecho se lo ha ganado y de qué forma.
Hay que sumarle a esto sus decenas de años y películas y es en función de esa experiencia y la eficacia de su cinematografía que ciertamente la película cumple como un aporte inmenso al cine de todas las épocas (toma elementos del mejor cine negro de los años 40 y los hace convivir con modernísimas técnicas digitales que llevan a sus protagonistas ir y venir con elástica soltura por el vaivén de casi cuatro décadas). Sirve además como el corolario perfecto para una tetralogía iniciada en 1973 con ese sencillo pero sorprendente ejercicio narrativo que fue “Calles peligrosas” (1973) y al que siguieron «Buenos Muchachos» (1990) y «Casino» (1995).
Valen las 3 horas y media que dura la película? Depende de la perspectiva. Scorsese ha sido enfático en señalar que por ningún motivo se puede pensar esto como una miniserie y me parece muy bien porque de alguna manera es coherente con la orientación con la que fue concebida.
Ahora bien, en términos generales y estrictos, yo creo que no. Que sobra un poco de relato. La película resulta ser tan larga y a ratos tediosa como la vida de algunos de sus protagonistas. Pero creo que una película como El Irlandés no puede ser juzgada por su duración, porque el tiempo es un elemento vital de su guión.
Sin embargo, como esta no es la mejor película de Scorsese y sí una gran muestra de lo que la cinematografía puede llegar a ser, hay varios elementos donde el director sigue dado cátedra y valen la pena aunque estuviéramos 10 horas frente a la pantalla.
Por ejemplo y una vez más algunos personajes. No todos claro. Pero no es novedad que raye la perfección tal como lo hizo con el De Niro de Taxi Driver o Toro Salvaje, o el Di Caprio de Los Infiltrados. Aun cuando Harvey keytel fue desaprovechado, con Joe Pesci llega a una nueva cumbre. Despojado del mal carácter y la violencia que caracterizó a sus personajes anteriores aquí encarna la serenidad y la madurez en medio de la selva dónde se mueve. Tiene una emotividad que conmueve. Hasta cariño despierta, cosa rara si pensamos que perfectamente puede llegar al final del día habiendo mandado a matar a alguien. Siempre habrá que agradecerle a Scorsese y De Niro que lo hayan llamado más de 50 veces para convencerle de salir su retiro y estar en esta película porque si algo abre esta obra es la posibilidad de un nuevo personaje, un nuevo tipo de mafioso, un arquetipo a la manera de Vito Corleone o Tony Soprano. Si nada ocurre en el camino, Pesci correrá por varios merecidos premios.
Pacino asombra pero al mismo tiempo agota un poco a ratos. Hace la pega y bien, pero algo pasa que no descolla. La extravagancia de Hoffa termina por superarlo.
Lo de De Niro es más complejo porque creo que su personaje no se resuelve demasiado bien y en este punto uno se pregunta si ya ha sido demasiado de De Niro, sobre todo del De Niro mafioso que se autointerpreta una y otra vez. Acá hay matices, después de todo es un camionero humilde que se vuelve un mafioso de segunda línea. Tal vez ese limbo le dio una oportunidad para desarrollar algo interesante, lamentablemente no habrá más tiempo para comprobarlo, porque lo que está claro, y aunque parezca extraño, es que no le alcanzó con casi 4 horas de película.
La música siempre corre como un personaje más. En esto también hay una marca registrada en el cine de Scorsese, ya es un clásico la muerte de alguien bajo la banda sonora de la época. Evidenciando lo cotidiano que es vivir y morir en este negocio. La dirección de arte es impecable y la fotografía de Rodrigo Prieto sin ser descollante, resulta acertada, sobria y grátamente Hoppiana a veces.
Si se quiere ver de otra manera, es una muestra más del gran amor que siente Scorsese por el cine y sobre todo por el buen cine. Se nota la honestidad y el cariño enorme que les tiene a sus personajes aunque tenga que matarlos a balazos. Así son las cosas, como mismo se dice una y otra vez en la película. El amor sigue intacto.
Que haya aparecido Netflix en su camino es sólo una anécdota, claro una de 150 millones de dólares pero anécdota al fin. Esto se trata de una era y un cine que ya no se hace.
Es la película definitiva del género, de uno que nace y muere con Scorsese. Nadie volverá a hacer cine así ni con esos actores. Y queda por supuesto, la melancolía, un legado y el agradecimiento, porque después de todo El Irlandés es un testamento y como tal merece todo nuestro respeto.